COVID-19 Respuestas: desigualdad de infraestructura y capacidad privilegiada para transformar la vida cotidiana en Sudáfrica

A lo largo de los primeros meses de 2020, el COVID-19 cambió rápidamente la forma en que funcionaba el mundo, con cierre de fronteras, escuelas y lugares de trabajo, cierres nacionales y rápida normalización del "autoaislamiento" y "distanciamiento social". Sin embargo, mientras las recomendaciones de salud pública eran universales, la capacidad humana para transformar la vida cotidiana, ha diferido significativamente. Usamos el ejemplo de Sudáfrica para resaltar la naturaleza privilegiada de la capacidad de transformar nuestras vidas en respuesta al COVID-19, argumentando que el virus tanto resalta como exacerba las desigualdades existentes en el acceso a la infraestructura. Para quienes viven en la pobreza urbana en Sudáfrica, donde el acceso a la infraestructura básica es limitado, y donde el hacinamiento y la alta densidad son la norma, a menudo es imposible transformar la vida diaria de la manera requerida. El fracaso de las recomendaciones de salud pública mundial en reconocer estas desigualdades y en adaptar los consejos a los contextos nacionales y locales revela limitaciones significativas que se extienden más allá de esta pandemia mundial.



Throughout the early months of 2020, COVID-19 rapidly changed how the world functioned, with the closure of borders, schools and workplaces, national lockdowns, and the rapid normalization of "self-isolation" and "social distancing". However, while public health recommendations were broadly universal, human capacity to accordingly transform everyday life has differed significantly. We use the example of South Africa to highlight the privileged nature of the ability to transform one's life in response to COVID-19, arguing that the virus both highlights and exacerbates existing inequalities in access to infrastructure. For those living in urban poverty in South Africa, where access to basic infrastructure is limited, and where overcrowding and high density are the norm, it is frequently impossible to transform daily life in the required ways. The failure of global public health recommendations to recognize these inequalities, and to adapt advice to national and local contexts, reveals significant limitations that extend beyond this specific global pandemic.